jueves, 8 de julio de 2010

1º CAPITULO

"¿Cuánto tiempo crees que debe pasar para que se acerque el fin del mundo?"Esa es la pregunta que me hacen una y otra vez cada vez que paseo por la calle o cada vez que un cura extremadamente religioso se me acerca para recordarme que cada sabado hay misa... ¡Ridículo!, ¿Cúando se ha visto que un demonio valla a misa?

No soporto este mundo, esta lleno de falsedad oculta entre felicidad y una cosa extraña a la que estos humanos llaman amor... Amor, ¿Qué significará eso?, supongo que sera algo tan patética como su propia existencia.
Llevo siglos encarcelado en este odioso mundo, siglos de busqueda y captura contra nuestros enemigos los ángeles que, en un afan de proteger lo que ellos llaman "La obra maestra de Dios" prefieren quedarse entre estos hediondos humanos. Ese es mi trabajo, cazo ángeles, los encuentro , los capturo y los destruyo... Soy como dicen los humanos, el mejor en mi campo. El equilibrio por fin se esta declinando a nuestro favor, de una vez por todas superamos a las Fuerzas Divinas en número, hemos hecho un buen trabajo.
Después de un largo dia de deseperación y agonía llega la noche donde por fin puedo liberarme de este estupido disfraz de humano cuarentón asorado y hundido por la soledad que le invade, sé que tengo mucho más de mil años, pero mis verdaderos rasgos faciales son los de un afolescente... Dejo libre mis alas negras (que placer) y cojo mi espada, esta noche caerá otro ángel.
Jeliel, asi se llama mi objetivo... alto, rubio, ojos azules... me recuerda a aquellos compañeros nazis que tuve en el 38 (que simpáticos), tiene rasgos de un chico de veintiun años pero es poco mas viejo que yo, una muy buena presa. De forma cautelosa lo observo desde el tejado que está en frente de su trabajo, trabajar... estos ángeles son tan tontos que trabajan para los humanos en vez de someterlos contra su voluntad. Después de pocas horas abandona el edificio, pobre de él, no se imagina que esta va a ser la última luna llena que valla a ver... Lo sigo desde los tejados de las casas hasta llegar al mismo parque que visita todas las noches, él se sienta en su banco preferido y yo me dispongo a matarlo, desenvaino mi espada y salto hacia el vacio.
Es un ángel debil no hay duda, acabar con su existencia no tiene mérito en mi misión pero, toda vida tiene sus placeres y hoy me apetece divertirme... Debería realizar el asesinato rutinario, silencioso, sutil... pero no tendre que molestarme en acercarme sigilosamente a él, será tan idiota que habrá olvidado como distinguirnos de los humanos. Me acerco a él, de frente, no hace falta tener precauciones ante un rival tan debil.
Después de tres horas de diversión lo observo tirado en el suelo, desangradose, sin tendones de Aquiles y sin piel en su rostro. Sus alas están separadas de él, ya no podrá volver al Paraíso... pero me pregunto como después de tres hora de tortura sin piedad este cabrón sigue vivo, lleva desangrandose dos horas y media y he bebido mucha de la que ha soltado por mis apuñaladas... ¡¿Cuánta sangre le queda a este cabrón?! Recojo mi espada que está justo al lado del cuerpo casi sin vida de este patético ser celestial, la levanto hasta ver el reflejo de la luna llena en el filo de la hoja y, con una fuerza sobrehumana, corto la cabeza de Jeliel y la clavo en lo alto de la cruz de la iglesia más cercana, quiero que sepan que Adirael es el causante, quiero que me teman... que sientan que su final está cerca, sabiendo así, que mi existencia también será amenazada pero... ¿Qué problema hay en hacer el juego un poquito más interesante?